Según me lo definió una vez una persona, los Registros Akáshicos son «dar sentido a lo que llamamos intuición» y esto, sin duda, tiene mucha coherencia… si somos conscientes de la realidad. Lo que sucede es que no nos paramos a escuchar a nuestra propia alma, no la mimamos, más bien al contrario, la tenemos olvidada.
Me encantó esa definición cuando la escuché por primera vez y me sigue gustando aún ahora después de todos estos años, y de las apasionantes experiencias que me han hecho vivir.
En nuestra cotidianidad amortiguamos la voz de nuestra alma con los pensamientos racionales que no nacen de nuestro corazón, la silenciamos con los convencionalismos impuestos por la sociedad en la que vivimos. El lenguaje de nuestra propia alma es acallado por la mente y es entonces cuando lo confundimos con la intuición y lo silenciamos. Así, cuando nos llega a nosotros una pincelada de su lenguaje interior, lo confundimos con nuestra mente, lo enmudecemos creyendo que es ella la que nos habla, y lo que solemos hacer es dejarlo a un lado como algo que no nos pertenece.
Con los Registros Akáshicos he aprendido a escuchar a mi alma. He aprendido a dar sentido a los susurros de Amor que me llenan de paz y equilibrio. Con los Registros Akáshicos he aprendido a conocerme, a comprender el porqué de mis miedos, de mis patrones repetitivos, de mis limitaciones. Con los Registros Akáshicos he llegado a quererme con todas mis limitaciones, con mis esquemas y con mis miedos. Y digo quererme porque me comprendo y eso me ayuda a vivir mi presente en coherencia conmigo misma. Me ayuda a reconocer mi pasado con todo lo que eso conlleva y así poder mirar al futuro con la mayor de las ilusiones.
Ahora puedo decir que para mí los Registros Akáshicos son las conversaciones con mi propia alma, diálogos que me aportan lo que necesito en cada momento para alcanzar la comunión con mi propio ser. Tras todos estos años conviviendo día a día con ellos, creo poder decir que significan llegar a conocer nuestra parte más profunda, pues me dan la posibilidad de conectar con mi esencia divina, esa que almacena todos nuestros aprendizajes y vivencias. Podemos alcanzar de una forma fácil y plena ese interior donde se encuentran las emociones y los sentimientos que nos embargan.
Se trata de la conexión con nuestros guías y con los seres de luz para que nos orienten y nos acompañen en nuestro día a día. Y no solo podemos recibir mensajes, sino ese empujón que necesitamos para tomar la dirección indicada o, en otras ocasiones, realizar cualquier acción sin un motivo aparente cuyos los resultados nos asombran.
En definitiva, son todo aquello que nos aporta la Paz que necesitamos en nuestro caminar, dando sentido a nuestro presente para sanar nuestro pasado y edificar nuestro futuro. Todo este conjunto de experiencias maravillosas son los Registros Akáshicos. Y la unión de todas ellas nos llevaran a la plenitud necesaria.
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